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Rosa Rodríguez 08/11/2017 Cargando comentarios…
¿Sabías que WIT es el acrónimo de Women In Technology? ¿Por qué sigue habiendo tan pocas mujeres en el sector IT? ¿Por qué las mujeres no quieren estudiar informática? ¿Qué podemos hacer para romper la brecha digital de género? Empezamos.
La primera vez que forjé en mi cabeza el concepto de lo que debía ser un informático fue en 1994, cuando vi en Jurassic Park al malvado informático Dennis Nedry traicionando a John Hammond. Menudo referente, ¿verdad?
Apenas hay representación femenina en la ficción interpretando científicas o, más específicamente, informáticas, ¡pero existimos! Hay grandes mujeres cuyo trabajo ha sido trascendente en la evolución de la informática. Presento algunas de ellas de forma muy breve:
Ada Lovelace fue una matemática y escritora. Es considerada la primera programadora al haber encontrado en sus notas sobre la máquina analítica, el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina.
Murray Hopper fue científica de la computación, desarrolló el primer compilador para un lenguaje de programación y sentó la base de una máquina independiente de los lenguajes de programación, que derivó en el desarrollo de COBOL.
Matemática e inventora (aunque conocida por su trabajo de actriz), Hedy Lamarr diseñó un sistema de guía para teledirigir torpedos y co-patentó un sistema secreto de comunicaciones, el “salto de frecuencia”, la base para comunicaciones inalámbricas como el Bluetooth, el GPS y la WiFi.
Criptoanalista, Joan Clarke trabajó durante la Segunda Guerra Mundial en el equipo de Alan Turing, que descifró el código Enigma utilizado por los alemanes.
Seis mujeres se ocuparon de programar la ENIAC, una de las primeras computadoras de propósito general, sentando las bases de una programación sencilla y accesible. Su trabajo fue silenciado hasta tal punto que se dijo, de sus presencia en fotos, que eran modelos que posaban junto a la máquina.
Evelyn Berezin fue ingeniera informática que desarrolló el primer sistema de reserva de billetes para United Airlines. También es considerada “madre” de los procesadores de texto tras haber concebido la idea de un programa que almacenara y editara textos.
Informática pionera en la optimización de compiladores y automatización de tareas paralelas. Fran Allen trabajó en la creación de lenguajes de programación y códigos de seguridad para la Agencia de Seguridad Nacional Americana.
Ingeniera y matemática, Hamilton dirigió la División de Ingeniería de Software del MIT y desarrolló con su equipo el software de navegación para la misión del Apollo 11.
Hay más, muchas más, con historias fascinantes, que debemos conocer y transmitir.
Desde 1996, la “Women in Technology Hall of Fame” reconoce las contribuciones que hacen las mujeres a la comunidad científica y tecnológica que mejoran y hacen evolucionar nuestra sociedad.
Yo nunca tuve un Amstrad, no sabía qué era Starcraft, ni siquiera tenía dirección de correo electrónico. Hablamos del año 99. No tenía claro qué quería estudiar y una conversación fortuita hizo que acudiera a las jornadas de puertas abiertas de la Facultad de Informática.
Nos recibió una mujer que nos habló con pasión de hardware, programación y robótica. Si no hubiera sido por ella, nunca me hubiese matriculado.
Los datos acerca de las matriculaciones de mujeres en carreras informáticas son malos. Juan Merelo Guervós y Cecilia Merelo Molina han publicado el informe Evolución de la matrícula femenina en el grado de Informática en universidades públicas españolas, donde podemos cuantificar el problema.
Cada vez se reduce más el porcentaje de mujeres que se matriculan en carreras informáticas, hasta llegar a un 12% en el curso 2016-2017. ¿Qué está pasando?
Si en el momento de elegir una carrera pensamos en el estereotipo en el que nos vamos a proyectar, es muy difícil que las mujeres se sientan identificadas con el estereotipo del informático. Y esto supone una barrera para entrar.
Tampoco sabemos cuántas mujeres descartan la idea de estudiar informática por no considerarse lo suficientemente “freaks”. Vamos a hacer unas búsquedas en Google para entender este problema.
Supongamos que una estudiante de bachillerato quiere ser ingeniera de software y lo busca, tal cual.
Pues no, la verdad que quería decir ingeniera, pero bueno. Ya que estamos, echemos un ojo a Google Images con la búsqueda ingeniería de software.
19 hombres o siluetas de hombre sólo en esta captura de pantalla. 0 mujeres. Veamos cómo representa Google al programador:
Anatomía del programador, el cerebro del programador, las gafas que todo programador usa. 18 hombres, sorprendentemente hay una mujer. Busquemos ahora programadora:
7 referencias a Ada Lovelace, la Barbie programadora y una mujer programando en sujetador (aunque esta imagen pertenezca a una campaña de ropa interior, aparentemente, “reivindicativa”). Sin comentarios.
Las empresas del sector TIC deben fomentar un trabajo saludable en general, independientemente de géneros como por ejemplo: apostar por la conciliación con medidas como la flexibilidad, el teletrabajo y la jornada intensiva y desterrar jornadas maratonianas y horas extras, tan terriblemente habituales en este sector.
Si bien todas las personas pueden beneficiarse de estas medidas, ¿por qué suman puntos cuando hablamos de incorporar mujeres al sector? Este estudio lo explica perfectamente:
Un 78% de las mujeres que abandonan el sector lo hace por las condiciones laborales. Hemos hablado de abandono, en lo que respecta a incorporaciones sabemos que hay ciertas preguntas que un entrevistador no puede hacer.
Sin embargo, es fácil obtener esta información con algunas búsquedas en las redes sociales. Lo verdaderamente importante no es si quieres o no tener hijos, o si tienes pareja o no, sino que ninguna de estas cosas nos hace más o menos válidas como profesionales.
La no incorporación de una mujer a un empleo por motivos personales supone un desagravio a la mujer y una pérdida de talento a la empresa. La maternidad de una trabajadora, una reducción de jornada o una excedencia para el cuidado de menores no deberían generar miedo a perder el trabajo, ya que no suponen ningún perjuicio para la empresa.
Las empresas se tienen que implicar en la integración de las mujeres, animando y premiando su participación en eventos. Y deberían realizar y publicar informes de brecha salarial para detectar y corregir desigualdades.
Chicos que sois o habéis sido universitarios, responded a esta pregunta: ¿por qué queréis o queríais más mujeres en las aulas? Vale, ahora pensad en lo bienvenidas que se sienten las mujeres al entrar a cursar estas carreras. Y ahora, que levante la mano quien no haya presenciado algún juicio sobre el físico de una mujer recién incorporada a una empresa del sector.
Bromear sobre ello con chistes machistas ni hace gracia, ni ayuda. Las mujeres vivimos una realidad que provoca que muchas de nosotras nos lleguemos a sentir incómodas en entornos donde estaríamos rodeadas de hombres. Por favor, sed conscientes del problema y formad parte de la solución.
Las informáticas también tenemos deberes. Tenemos que animarnos y tener mayor participación en blogs, formaciones y eventos. Tenemos que dar visibilidad del trabajo que hacemos, hablar de nuestro día a día en cualquier círculo para ayudar a romper los estereotipos que coartan a otras mujeres a entrar en este sector.
Debemos compartir los artículos de nuestras compañeras, acudir a sus charlas y reconocer sus logros.
También podemos dar a conocer y participar en organizaciones como Girls who code, Tech & Ladies, Django Girls, Rails Girls, PyLadies...
Necesitamos mujeres que estudien informática, mujeres que programen, mujeres que diseñen, mujeres que generen contenidos, mujeres que lideren equipos, mujeres docentes y mujeres CEO.
Necesitamos niñas que quieran ser informáticas y una sociedad que las respalde cuando lo digan. Y todos y todas podemos poner nuestro granito de arena para arreglar este problema.
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