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Diego Mosquera 17/04/2017 Cargando comentarios…
La transformación digital es uno de los temas del momento que ha recibido (y continúa recibiendo) innumerables análisis desde distintos puntos de vista (incluido el mío). Dentro de este proceso, no podemos obviar la tecnología, el talento y la metodología. Pero hoy vamos a ir un paso más allá.
Si hay algo común en todas las compañías es que todas están formadas por relaciones formales y relaciones informales. ¿Qué tiene esto que ver con el proceso de transformación de una empresa? Hemos recopilado 7 indicadores informales que nos servirán de guía y nos ayudarán a ver, de forma muy rápida e intuitiva, si una compañía está o no transformada digitalmente.
Todo comenzó de manera inesperada. Estaba en nuestras oficinas y vi a alguien haciendo nuestro examen de ingreso en una sala. Para los que trabajamos en Paradigma, esta es una imagen más que común, pero había algo en este caso, un detalle que puede parecer menor, que me llamó especialmente la atención: el entrevistado llevaba corbata.
Esta escena me hizo reflexionar sobre lo que este accesorio significa y representa. Y tanto me hizo reflexionar que llegué a hacerme esta pregunta: ¿se podría decir que una empresa está transformada digitalmente cuando una parte de sus integrantes va con corbata?
No estoy pensando en ninguna empresa en particular, pero creo que la eliminación de la corbata es uno de esos hitos que muestran un paso adelante en la empresa. Obviamente no es suficiente por sí sólo, sino que es un indicador que muestra un avance en una dirección y una ruptura con una forma de pensar.
Una de las principales tareas que hacemos en Paradigma es, precisamente, facilitar a nuestros clientes el camino hacia la transformación digital. Así que ¿podríamos decir que el objetivo de Paradigma es la abolición de la corbata en España?
Siempre quedarán las bodas para usar las corbatas que tenemos, pero para el resto: ¡muerte a la corbata!
El segundo elemento sobre el que me he parado a reflexionar es la tarjeta de visita. Empecé preguntándome: ¿usa Facebook tarjetas de visita? No sé la respuesta, pero apostaría a que no.
Inclusive, más allá de la respuesta, me pregunto: ¿cómo puede ser que a estas alturas aún sigamos usando tarjetas de visita?
Al menos yo, si me dan una tarjeta, lo que hago es conectarme con la persona por LinkedIn, agregar sus datos al teléfono y después tirar la tarjeta.
Hoy en día hay tantos canales de conexión: LinkedIn, WhatsApp, Facebook, Twitter... que ya no tiene sentido la tarjeta de visita.
Por lo tanto, identifico a este elemento como otro al que deberíamos abolir. ¡muerte a las tarjetas de visita! (y de paso estaremos consumiendo menos papel).
En una empresa en la que trabajé hace unos años teníamos una "planta" donde estaban los 5 super directores, además de la CEO. Esta planta no sólo estaba compuesta por despachos, sino que también su decoración era totalmente distinta al resto del edificio. Era tal el contraste al entrar allí que la gente conocía esa zona como "Gotham City".
Al igual que los otros elementos, una planta noble en sí misma no es mala, sino que el problema es lo que representa. En este caso representa diferencia, que una persona está por encima de otra.
O peor aún, implica falta de cercanía, dificultad de acceso y de comunicación. Esto no se concibe en una organización que quiera transformarse digitalmente, ya que la comunicación cercana y fluida es una de las claves para el éxito.
Por lo tanto, ya tenemos un tercer elemento a abolir: ¡muerte a las plantas nobles!
Puede que este indicador nos recuerde a la interpretación de Luis Miguel. Pero este es, lamentablemente, otro de los indicadores informales de la transformación digital de una compañía: la rigidez y dependencia de largas horas (y horarios) de trabajo.
Fuente: Pinterest
Los horarios largos e inflexibles son una demostración de falta de libertad y confianza en el equipo de trabajo, algo que va totalmente en contra con la transformación digital. Es un cambio cultural profundo y difícil de hacer, pero no imposible (como ya hemos demostrado muchas empresas).
Por lo tanto, he aquí el cuarto elemento a abolir: ¡la esclavitud al reloj!
Hay muchas opiniones sobre si el tamaño importa o no, pero para la transformación digital puedo afirmar que no importa.
Yo, en mi ingenuidad de haber trabajado en empresas "normales", cuando empecé en una no tan normal hace unos años y el primer día me explicaron que se podía saber cuan jefe era una persona en base al tamaño de su mesa, no lo podía creer.
Es más, una vez que ya pasabas de determinado nivel ya no se calculaba con el tamaño de la mesa (imaginaros el tamaño que debería haber tenido la mesa del máximo jefe), sino que se calculaba por el tamaño del despacho.
Pensad que venía de trabajar en eBay donde la CEO (en ese momento Meg Whitman) tenía una mesa igual a la de cualquier otro componente de la empresa, ¡vaya contraste!
Está claro que en las empresas transformadas digitalmente la tendencia es que todos tengamos los mismos elementos para hacer nuestro trabajo.
Por lo tanto, el quinto elemento a abolir: ¡muerte a las diferencias de tamaño!
Cuando pensaba que ya había definido todos los decretos de abolición, va y se me cruza uno en el camino.
El otro día, en una reunión, una de las personas que allí se encontraban me dijo: "Te conozco porque he leído los posts que escribiste". Hasta ahí todo muy bien, pero me quedé helado cuando a continuación esta persona abrió una carpeta y... ¡sacó estos posts impresos en papel!
En el siglo XXI, que alguien imprima un post para leerlo cuando puede hacerlo tanto desde su ordenador como desde su móvil, su tablet, su kindle o inclusive su TV, me pareció, como mínimo, anticuado.
También recordé mi experiencia pasada donde el máximo responsable imprimía (o mejor dicho mandaba a su secretaria a imprimir) los emails y las presentaciones, y era sobre ese mismo papel donde hacía con boli sus comentarios. Después los "prestaba" para que se les hiciese fotocopia y devolverlos. ¡La primera vez que me pasó no podía salir de mi asombro!
Está claro que si quieres ser una empresa transformada digitalmente no puedes transformar los bits en átomos, o sea, ir en el sentido contrario de lo que Nicholas Negroponte expuso en su libro "Being Digital" en 1995.
Por lo tanto, ya tenemos el sexto elemento a abolir: ¡no a transformar documentos digitales en pilas de papel! (y de paso ayudamos a los árboles).
No podía escribir sobre transformación digital sin hablar sobre tecnología. Hay muchos temas tecnológicos que podría mencionar, pero hay uno que por su antigüedad se merece el premio: el host.
Si al conversar con una empresa sobre su situación tecnológica nos dice algo como "eso lo tenemos en host" o "sí, este es nuestro as400", entonces podemos afirmar que no está transformada digitalmente. ¡No se puede transformar digitalmente una empresa y a la vez seguir usando un host!
Y con este , ya tenemos el séptimo elemento a abolir: ¡no al host ni a nada que se le parezca!
La transformación digital no es sólo tecnología, es un cambio profundo y transversal en una organización que abarca todos los aspectos de la misma, incluyendo factores informales como los que he compartido en este post.
Aquel que piense que cambiando su tecnología actual por una más moderna ya está transformado digitalmente, se equivoca rotundamente.
Como conclusión final os dejo la siguiente reflexión: cuanto más de estos comportamientos aún conserve una empresa más lejos está de transformarse digitalmente.
¿Conoces algún otro indicador informal de la transformación digital? ¡Compártelo con nosotros dejando un comentario!
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