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Luis Calvo 17/10/2016 Cargando comentarios…
Tras los meses de verano, el inicio del curso en Paradigma ha llegado cargado de nuevos e interesantes proyectos. En previsión de todo este trabajo, durante el mes de julio y agosto hemos desarrollado una intensa labor de selección para ampliar el equipo de Front de Paradigma y poder dar respuesta a las nuevas tareas.
Gracias a ello, hemos incorporado personas de gran talento, pero durante este proceso de búsqueda he visto, de forma absolutamente palpable y descorazonadora, una realidad que, aunque ya había ido escuchando en el sector, no había sufrido en mis propias carnes: el perfil de maquetador web ya no existe.
El “mundo” del desarrollo front está viviendo su mejor momento. Gracias al auge de las tecnologías “del lado del cliente” (Javascript sobre todo, pero también HTML5 y CSS3), las “single page applications”, las “progressive web apps”, el “responsive design”, las aplicaciones híbridas (con Ionic o Phonegap), el perfil de desarrollador front (o front-end developer, sin hablar de los full-stack developers) se ha convertido en el más buscado en la gran mayoría de ofertas de trabajo que se publican.
Esto, obviamente, es una muy buena noticia para los que trabajamos en este ámbito. “Tradicionalmente”, el mundo front se reducía al desarrollo en HTML y CSS de las páginas web y a la manipulación del DOM a través de Javascript. Dichas páginas eran posteriormente integradas con la tecnología de turno (léase Java, PHP, .NET, etc).
Este trabajo de front lo realizaba el “maquetador web” y, aunque realizaba un trabajo muy valioso, no tenía mucha visibilidad en la cadena de valor del producto final.
El HTML y el CSS eran tecnologías indescifrables para los programadores. El cross-browser, los “floats”, el “z-index”, la herencia/especificidad y la cascada del CSS, etc, todo eso les hacía huir despavoridos. Sin hablar de Javascript, con su tipado blando, su falta de constructores, la ausencia de compilación... El maquetador era el de “los colorines”, y su tecnología era considerada como el “powerpoint” del stack tecnológico de la época.
En la actualidad, como he dicho, el escenario ha cambiado mucho. El front-end es el “tope de gama”. Al olor de estas sardinas han acudido innumerables profesionales de diferentes ámbitos. Al desarrollo front ha llegado mucho programador back (las consecuencias de esto darían para otro post, probablemente muy polémico) “atraídos” por el auge de los frameworks/librerías de Javascript.
Estos programadores, que vienen con su bagaje de programación “seria”, para sentirse cómodos con los juguetes del frontal han traído potentísimos frameworks que acercan el Javascript a los lenguajes de verdad, herramientas de compilación/transpilación, de automatización de tareas...
Para poder digerir el CSS (o más bien para encajarlo en sus esquemas mentales de programación) han traído pre-procesadores de diversa índole y completísimos frameworks de CSS que te implementan un grid y el responsive sin tener que mancharte las manos. Y, con suerte, sin tener que diseñar ni hacer UX.
A este panorama también ha contribuido la gran proliferación de startups y las pequeñas empresas de desarrollo, que no pueden disponer de un perfil más específico de front y han creado el desarrollador full-stack.
Tampoco hay que olvidar el bingo de LinkedIn (Angular, React, Node, Polymer... señores, han cantado línea), en el que los perfiles de front tienen más nombres y logotipos de frameworks que el mono de Fernando Alonso y que se venden al peso (un kilo de Angular2, medio de Bootstrap y 300 gramos de Grunt, en filetes y me los haces finitos).
Pues este verano nos hemos pasado las semanas entrevistando maquetador@s que supieran y quisieran maquetar. Que usaran HTML5, CSS3 y Javascript para manipular el DOM. Te preguntarás por qué y la respuesta es muy clara.
Porque en Paradigma maquetamos, aunque luego se integre en Angular (o en lo que sea). Porque damos importancia al código limpio y a la semántica. Porque huimos de la “divitis”, del código innecesario y los plugins de terceros “que-hay-que-meter-porque-sí” y buscamos la optimización de nuestro código. Porque menos es más.
Siempre comienzo mis entrevistas de trabajo con una pregunta directa: “¿Cuál es tu punto fuerte en front?” (al grano, vamos) y es descorazonador cuando, en una entrevista con un perfil de maquetación, te responden: “Llevo X años usando Bootstrap”, y si le re-pregunto, en el mejor de los casos, me dicen que “sólo para el grid y el responsive” o te ponen cara de asombro y te preguntan: “¿Es que no usáis Bootstrap siempre?”.
Y he dicho “quisieran maquetar” porque nos ha pasado que alguien se ha ido de la empresa porque llevaba una semana maquetando y él había venido a programar en Angular. Faltaría más...
Hemos sudado tinta china para encontrar buenos maquetadores. A nuestra oferta han contestado todo tipo de developers con experiencia en una amplio abanico de tecnologías y frameworks de front pero, maquetadores de los que os hablo, muy pocos.
Al final lo hemos conseguido, y estamos muy contentos por haber incorporado nuevo talento al equipo. Pero me queda la triste sensación de que la próxima vez no vamos a tener tanta suerte. ¡Antes todo esto era campo! Ahora son todos supuestos full-stack developers.
O todos hemos sobre-explotado la contratación de maquetadores (y realmente hay legión pero están todos felices en sus respectivas empresas) o es que se ha extinguido ese perfil porque nadie quiere hacer ese trabajo. O podría ser que nadie demande ese perfil y han tenido que evolucionar a arquitectos front. ¿Tú qué opinas?
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