Para ayudar a las empresas en su transformación digital, desde Paradigma solemos utilizar el framework DTMA, que se apoya en una herramienta de desarrollo propio y nos ayuda en el proceso a 3 niveles: medir el nivel de madurez digital de una compañía, diseñar un plan de ejecución con un enfoque práctico y monitorizar después el avance del proceso de transformación una vez comenzada la ejecución.

Sin embargo, el que una empresa se beneficie de las increíbles bondades de la transformación digital requiere ciertos compromisos por su parte que a veces son complicados de obtener, especialmente en grandes empresas más tradicionales. Se requiere, por un lado, interlocución y apoyo por parte de la dirección de la empresa. Y se necesita también de la i****mplicación de todos los departamentos de la compañía para que la transformación cale de verdad en el día a día.

Por diferentes motivos, no todas las compañías cumplen con estos dos requisitos imprescindibles para comenzar el DTMA.

En estos escenarios utilizamos un framework más ligero, el Digital FastTrack, que nos permite abordar la transformación desde un punto de vista más táctico, centrado en identificar casos de uso digitales que permitan sacar el máximo partido a los continuos avances tecnológicos y las nuevas tendencias del mercado, aplicados a un sector y una empresa concretas.

Es un enfoque diferente basado en obtener en primera instancia pequeños quick-wins que nos sirvan para convencer con hechos a toda la organización.

Nuevas tecnologías como IoT, redes sociales, movilidad, inteligencia artificial, blockchain, etc. son una gran oportunidad para la creación de nuevos canales, nuevos productos o servicios, e incluso modelos de negocio que solo aparecerán si conoces sus posibilidades.

Por tanto, el objetivo del Digital Fasttrack es buscar aplicaciones muy concretas de estas disrupciones dentro de una compañía, ya sea para mejorar alguna problemática existente o bien dar paso a nuevas líneas de negocio.

Para abordar este proceso, las fórmulas de la consultoría estratégica tradicional ya no son útiles, es necesario abordar un proceso de diseño estratégico de una forma ágil, en pocas semanas, huyendo de entregables pesados y creando un marco de colaboración con los clientes que pasa por tres fases bien diferenciadas:

Inmersión

Los principales objetivos a cubrir cuando empezamos a trabajar en este tipo de procesos es conocer, por un lado, las particularidades del negocio y, por otro, los entresijos de la compañía.

Consideramos que la mejor forma de obtener esta información no es trabajar en un modelo de entrevistas clásico, con el que se pierde mucho tiempo y se obtiene información sesgada y desestructurada; sino mediante dinámicas específicas para identificar el contexto y los principales procesos de negocio en base a flujos visuales.

Trabajar en base a dinámicas en esta fase no solo nos permite obtener más información en menos tiempo, sino que nos permite centrarnos en el negocio evitando atascarnos en las habituales marañas organizativas. De esta forma, además, conseguimos la participación desde el principio de todos los roles implicados.

Ideación

Una vez conocidos los principales flujos de negocio de cada compañía, estamos en condiciones de empezar a aplicar modelos más creativos para identificar cómo aplicar las nuevas disrupciones digitales sobre los mismos.

En esta fase, trabajamos también en base a dinámicas, pero en este caso enfocadas al diseño de producto, donde se aúnan los conocimientos de negocio de miembros de la compañía y, por parte de Paradigma, los conocimientos sobre el estado del arte tecnológico y su aplicación al negocio.

El objetivo de esta fase es generar el mayor número posible de ideas o casos de uso.

Diseño de la solución

Pero no nos podemos quedar solo con las ideas, si queremos que el proceso sea útil necesitamos un plan realista sobre cómo aplicarlas en la compañía.

En esta última parte, cogemos todos los casos de uso generados en la fase anterior y hacemos un pequeño estudio de viabilidad, así como una cualificación de los mismos de acuerdo a diferentes criterios, con el objetivo de quedamos con los dos o tres casos de uso más prometedores, que pasamos a detallar un poco más.

Por tanto, al final de este proceso, de unas 3 semanas, obtendremos dos o tres casos de uso innovadores con los que empezar la transformación digital en una compañía. Cada uno de ellos con un pequeño estudio de viabilidad, un roadmap de implantación y la identificación de las personas a las que se necesita involucrar dentro de la empresa para ejecutar cada uno de los casos.

DTMA, ¿Conoces el nivel de Transformación Digital de tu compañía?

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