En una empresa tradicional, las decisiones se toman normalmente siguiendo un modelo autoritario. Las determinaciones salen de la parte de arriba del organigrama y se van comunicando hacia abajo, sin dar opción a las capas inferiores para opinar.

Cuanto más jerárquica sea la empresa, más alejadas del día a día suelen estar las personas que toman las decisiones. Esto hace que manejen información parcial o sesgada, y por eso las decisiones con este modelo no son normalmente las más acertadas.

En estas empresas, no se suele delegar la responsabilidad, por lo que las decisiones se van escalando hasta las capas más altas para luego volver a bajar una vez tomadas, en un proceso bastante lento.

Es muy común, además, el problema del "teléfono estropeado", ya que lo que llega al receptor final de la cadena no siempre es lo mismo que se pretendía decir en el origen de la cadena (en el medio se mezclan malentendidos, intereses personales, política, miedos, etc.).

Otro problema de este modelo, que sigue principios similares a los de una organización militar, es que no fomenta la discusión sana. La gente suele tener mucho miedo a expresar sus opiniones y mucho más si no coinciden con la de su jefe, dejando fuera información que puede ser muy relevante.

Por tanto, este modelo de toma de decisiones, no tiene sentido en empresas digitales, que requieren un mayor grado de libertad y responsabilidad para abordar la innovación y los continuos cambios que requiere el nuevo entorno.

¿Cómo se toman entonces las decisiones en una empresa ágil?

Es muy común pensar que este tipo de compañías toma todas sus decisiones de forma democrática, pero nada más lejos de la realidad**.**

Tomar decisiones por consenso es lento, e involucrar a todo el mundo en cada decisión es agotador. Además, ni siquiera es lo más justo en muchos casos: ¿por qué todo el mundo debe opinar, sin el contexto necesario, sobre algo que solo afecta a un área de la empresa concreta, que además ya cuenta con su propio responsable? ¿Por qué la opinión de alguien que no conoce una tecnología puede tener el mismo peso que la de alguien que lleva trabajando años con ella?

Estas situaciones pueden resultar muy frustrantes si se abusa del modelo democrático. Pero entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Cómo se toman las decisiones en una empresa ágil?

La alternativa es el modelo Advice Process, según el cual, cualquier persona de la organización puede tomar una decisión que afecte a su trabajo, pero antes de hacerlo, debe consultar la decisión con las personas más afectadas por dicha decisión y con las personas con más experiencia en el área.

No se trata de un consenso. Esta persona no tiene la obligación de seguir todos los consejos recibidos, pero sí debe, al menos, escucharlos y tomarlos en consideración antes de decidir. Cuanto más importante sea la decisión, se debe involucrar a un mayor número de personas en ella.

Normalmente la persona que toma la decisión es la que ha detectado la oportunidad, o la más afectada por la propia decisión, sin importar su cargo. Esta persona será además responsable de la decisión y de las consecuencias que esta genere.

Este modelo “por consejo”, salva los problemas del modelo autoritario y los del modelo democrático vistos anteriormente. Evita tanto la validación jerárquica como el uso del consenso, a cambio de involucrar a los expertos en la materia (meritocracia) y a las personas que más se vean afectadas por el cambio.

Es un sistema de toma de decisiones que utilizamos muy a menudo en Paradigma, sin necesidad de tener ningún proceso formal establecido, casi de forma inconsciente.

Es muy ágil de cara a la toma de decisiones, ayuda a crear comunidad, incentiva las iniciativas desde cualquier punto de la empresa, fomenta la humildad, el aprendizaje, la descentralización de los procesos de decisión, y lo más importante, conduce a mejores decisiones**.**

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