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Juan María Fiz 14/07/2016 Cargando comentarios…
A mediados de los años 60, IBM acuñó el término “hypervisor” e implementó su sistema operativo CP-40 con virtualización completa. Desde entonces, la virtualización ha recorrido un largo camino repleto de baches y grandes logros tecnológicos.
Los avances que se hicieron en los años 2000 contribuyeron a que se extendiera ampliamente la virtualización. En 2013 se estimó que el 64% de las empresas con más de 50 empleados la usaban.
En la actualidad existen en el mercado una gran variedad de hypervisores, de los cuales hay 3 que copan casi la totalidad del mercado: Hyper-V que es gratuito en Windows 10, KVM que viene de serie en la mayoría de las plataformas Linux y VMware que es el líder del mercado hasta el punto de haberse convertido en un estándar de facto.
Por una parte el mercado mundial de virtualización de servidores x86 parece que está alcanzando su punto de saturación. Gartner estima que, aunque los ingresos marcarán un nuevo pico en 2016, la venta de licencias se está reduciendo por primera vez. El crecimiento se está logrando en base a la inversión en mantenimiento mientras se reducen los gastos en nuevas virtualizaciones de servidores on-premise. Y el descenso en la venta de licencias afecta, sobre todo, a VMware, como principal vendedor.
Además algunas grandes empresas, como Apple, están abandonando VMware en favor de KVM. A la hora de renovar su acuerdo de licencias con VMware han decidido darle una oportunidad al hypervisor open source. El alto coste y unos términos de licencia insatisfactorios han sido determinantes para este cambio. Y han abierto una brecha en el negocio de VMware haciendo ver a ojos de otras empresas que existen alternativas que pueden ser suficientemente competitivas.
La utilización del IaaS de RedHat, OpenStack... también está comiendo terreno a VMware. Paypal, por ejemplo, está reemplazando VMware en algunos de sus datacenters para instalar OpenStack debido a las posibilidades de personalización que este le ofrece y para evitar el factor vendor lock-in. Cuando las empresas quieren montar un IaaS on-premise muchas de ellas se decantan por utilizar OpenStack y la mayoría de los despliegues se realizan sobre el hypervisor KVM porque es más sencillo encontrar soporte de la comunidad en caso de incidencias y, aunque se soportan otros, no son open source y conllevan un coste de licencia.
Además de sobre el hypervisor, en la guerra con OpenStack, VMware tiene otro frente abierto sobre las características y herramientas adicionales que incluye para orquestar los despliegues de infraestructura o las funcionalidades para la gestión del almacenamiento. Se podría decir que OpenStack se está convirtiendo en un rival muy peligroso para VMware porque primero se “infiltra” y después acaba “colonizando” los datacenters.
Y existe otra amenaza todavía difícil de cuantificar para VMware en la contenerización encabezada por Docker y secundada por compañías como Google y Microsoft. Este tipo de virtualización elimina el hypervisor permitiendo a las aplicaciones establecerse directamente sobre el sistema operativo host sin que sean necesarios múltiples sistemas operativos huéspedes. Los contenedores subsanan algunos de los problemas de los hypervisores, concretamente el uso de múltiples procesos ejecutándose de forma duplicada y reducen drásticamente el uso de recursos dedicados de memoria y almacenamiento.
Permiten desarrollos rápidos aislándose de la instalación del sistema operativo, de la provisión y la gestión permitiendo centrarse en los servicios, que serán más rápidos y menos costosos de levantar. Están ganando popularidad porque desempeñan funciones similares a las máquinas virtuales pero con un menor peso, permitiendo mayor densidad de despliegues en un datacenter tradicional, así como también mejor eficiencia para entornos cloud on-premise, híbridos o públicos. A largo plazo se prevé un gran crecimiento de la contenerización lo que supondrá un grave desafío a la virtualización mediante hypervisores como VMware.
VMware sigue gozando todavía de una gran popularidad. Pero todos los factores comentados anteriormente están consiguiendo reducir el número de compañías que usan VMware en exclusiva. Esta erosión de su negocio en el entorno del hypervisor es el principio del fin de VMware tal y como la conocemos hoy en día.
Esto no implica que VMware vaya a desaparecer, aglutina un grupo de empresas que se dedican a diferentes áreas y tienen una cartera de productos muy diversificados. Pero la transformación que ha venido realizando en los últimos años probablemente no le haya servido para adaptarse a todos los cambios tecnológicos que se han producido en el terreno de la virtualización. Y, en la adopción de los contenedores y el cloud computing, dejan la sensación de haber estado lentos y no haber sabido retener y captar nuevos clientes.
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