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Alberto Grande 15/12/2021 Cargando comentarios…
El tiempo pasa volando y otro año más se nos ha ido de las manos. Es tiempo de mirar atrás y evaluarlo, así como de echar un vistazo para intentar vislumbrar lo que nos espera en el futuro.
Como viene siendo habitual en los últimos años, desde Paradigma queremos colaborar con las tendencias que, desde nuestro punto de vista y en base a nuestra experiencia, pensamos que más brillarán en el 2022 que estamos a punto de comenzar.
Estamos en la era de la IA y en 2021 hemos visto nuevamente una avalancha imparable de noticias y avances en este campo.
Sin embargo, cualquier tipo de evolución tecnológica tiene más de una cara. En muchas ocasiones nos centramos o intentamos resaltar su lado positivo, es el que le da sentido y lo que realmente hace que evolucione y se popularice su uso, pero no por ello debemos de dejar de pensar en sus otras facetas. Cuando una tecnología se extiende debemos pararnos a reflexionar sobre ella y sus consecuencias.
Las capacidades de las IA actuales son impresionantes y por ello su uso se extiende rápidamente, pero ¿hasta qué punto podemos confiar en la decisión o información que una IA nos aporta?
Recientemente hemos leído noticias de la apertura a nivel legal del uso de algoritmos para la censura para el control de los contenidos por posibles problemas de copyright, es decir, estamos dejando que un algoritmo decida sin revisión humana o control judicial si un contenido debe o no ser censurado.
Los algoritmos van a ir acaparando más protagonismo en nuestro día, cada vez van a tomar decisiones más importantes, con mayor calado en nuestra vida, haciendo imprescindible encontrar formas de mejorar el control y el entendimiento de los mismos.
En 2022 se va a producir mucho debate y evolución alrededor del uso, construcción, entrenamiento y auditoría de los algoritmos que permitan su funcionamiento de forma transparente y segura.
AIOps es un término que lleva tiempo dando vueltas y que cada vez va cogiendo más y más fuerza.
En la mayoría de organizaciones nos encontramos con entornos tecnológicos complejos, llenos de sistemas distribuídos e interconectados que dan soporte a toda la operativa de negocio, convirtiéndose en la piedra angular que hace funcionar la maquinaria.
Como consecuencia, el incremento en la complejidad de todos estos sistemas ha crecido casi de forma exponencial en los últimos años, produciendo un aumento similar en los esfuerzos necesarios por ‘mantenerlos en funcionamiento’ y en muchos casos de su coste.
Nos encontramos por lo tanto en una encrucijada: los sistemas de TI se han vuelto tan imprescindibles que cualquier tipo de fallo tiene consecuencias desastrosas y, al mismo tiempo, estos sistemas se han vuelto tan difíciles de mantener en marcha que los fallos, en muchas ocasiones, son frecuentes, afectando de lleno a la operativa del negocio.
AIOps (Inteligencia Artificial para Operaciones de TI) trata de aprovechar la potencia de los sistemas de IA actuales para ayudar en la detección y resolución de los problemas en los sistemas TI.
Actualmente no es un concepto muy extendido, ya que la mayoría de las plataformas todavía no cuentan con sistemas de este tipo, pero que sí vemos que va a tener un alto impacto en el corto plazo al atacar principalmente dos problemas:
Estoy seguro que durante 2022 vamos a ver grandes avances en este campo.
La situación global que hemos vivido en los dos últimos años ha obligado a las organizaciones a adaptarse más rápido que nunca. Cambios que históricamente se producían en varios años, o incluso décadas, han tenido que ser acometidos en pocos meses para no quedarse atrás frente a la competencia y dar respuesta a las nuevas necesidades de negocio.
De todos estos cambios, sin duda el nivel de digitalización de las organizaciones ha sido uno de los que más ha necesitado evolucionar, dando un salto de gigante ante el cambio que la mayoría de los negocios han experimentado.
Ante esta situación, nos hemos encontrado repetidamente con una situación similar: los sistemas tradicionales, diseñados e implementados para cubrir unas necesidades muy distintas a la situación en la que nos encontramos, no son capaces de dar el soporte necesario.
Esta no es una situación extraña para una compañía, desde el momento en que un sistema entra en estado productivo, se genera un plan de evolución del sistema e, incluso, en ocasiones, se llegan a tener en cuenta las distintas alternativas para su decomisado en un futuro. Sin embargo, toda esta situación inesperada ha precipitado la ejecución de planes de renovación de estos sistemas. Estamos hablando de millones de sistemas host y entornos monolíticos implantados en el core de las organizaciones.
Como respuesta a todas estas necesidades y las enormes oportunidades de negocio que proponen, las grandes plataformas cloud se están posicionando con servicios y facilidades para, no sólo el movimiento de cargas de trabajo a la nube, sino para el replataformado completo de todos los servicios host como medida paliativa y mecanismo para facilitar su refactorización a medida que vaya siendo necesario.
A día de hoy en muchos casos nos encontramos con primeras versiones de estos servicios, pero durante 2022 vamos a ver una gran evolución en este área, no sólo en los propios servicios en sí, sino en la forma de utilizarlos, las buenas prácticas de uso, el diseño de arquitecturas de integración...
Los tiempos de adopción de las tecnologías desde que son concebidas hasta que llegan al ‘público general’ suele ser en la mayoría de los casos bastante elevado.
Es un proceso natural, la tecnología nace y comienza una explosión de posibilidades de la misma, con múltiples casos de uso aplicables pero sin una definición concreta del camino (o caminos a seguir).
Después de la explosión de la tecnología blockchain aplicada al mundo financiero (gracias a sus capacidades de descentralización), esta evolucionó rápidamente para dar soporte a contratos inteligentes, abriendo las puertas a ciertos nichos de mercado y nuevos casos de uso.
Las mejoras en términos de acceso a la tecnología (básicamente facilitar su uso a los usuarios no expertos) han tenido mucho que ver en su rápida expansión y durante 2021 (principalmente en la segunda mitad). Gracias a esto hemos visto el auge y crecimiento de casos de uso, muchos de ellos asociados a NFTs (Non Fungible Tokens) que han abierto la puerta a muchas posibilidades no exploradas hasta ahora: venta e intercambio de NFTs asociados a grandes eventos, Fan tokens en el mundo deportivo...
Pero la tecnología blockchain no sólo sirve para la compra/venta, las posibilidades de descentralización captan cada vez más interés. Bajo el término web3 nos encontramos con el conjunto de tecnologías y herramientas que permiten una descentralización de la red (en muchos casos apoyados sobre tecnología blockchain) que nos permitirían un movimiento a través de contratos inteligentes.
Blockchain y web3 van a ser términos que vamos escuchar repetidamente en este año que entra, siendo sin duda una de las tecnologías de tendencia.
A estas alturas todos habremos oído hablar seguramente sobre el metaverso, una palabra sobre la que se llevaba trabajando mucho tiempo pero que debido a cierto gigante de Internet es una de las palabras de moda.
Pero, ¿qué es el metaverso? Simplificando mucho (y con ciertas licencias) un metaverso podríamos resumirlo en un mundo virtual suficientemente abierto como para poder desarrollar diversas actividades en él y que, al igual que sucede en el mundo real, se encuentra en constante funcionamiento.
Si entramos un poco más en detalle, probablemente hablaríamos de distintos entornos virtuales y si fuéramos al extremo de la definición deberíamos poder hacer ‘cualquier cosa en él’, desde trabajar, a actividades lúdicas o de ocio, y eso incluye desarrollar nuestro propio negocio en ellas.
A muchos nos sonará esto a otro tipo de iniciativas que ya existen o existieron (particularmente lo primero que pensé fue en ‘second life’), por lo que es necesario tener en cuenta que la situación es muy distinta a la de antes (tanto social, como tecnológicamente hablando).
El nacimiento de los metaversos está empezando y eso hace que surjan muchas preguntas: ¿Tiene sentido que haya distintos metaversos (cada uno perteneciente a una marca o empresa)? ¿Tendría sentido una especificación que permitiera la interacción entre los distintos metaversos?
¡Probablemente seamos capaces de responder a muchas de ellas durante 2022!
Si te has quedado con ganas de más, este podcast es para ti:
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