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Javier Martín de Agar 14/12/2016 Cargando comentarios…
A principios de este mes tuvimos la oportunidad de participar en la Conferencia Agile Spain. Mis compañeros Fátima Casaú, Alex Asensio, varios integrantes de Stratio y Datio, y servidor nos desplazamos hasta Vitoria para disfrutar de una edición que prometía ser interesante y muy entretenida.
Llegamos a Vitoria un día antes y decidimos dar una vuelta para conocer la ciudad. Tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano la gastronomía de la ciudad gracias a sus famosos pintxos.
Al día siguiente comenzó el evento. Tras el desayuno, nos dirigimos al Palacio Europa de Vitoria. Nada más llegar fuimos al auditorio principal con nuestro pack de bienvenida. Este año incluía una baraja de cartas para coleccionar con otros asistentes. Gracias a esta iniciativa podíamos conocer a otras personas con las que intercambiar cartas y que así nos fuese más fácil romper el hielo entre nosotros.
El primer keynote lo impartió Chris Matts cuyo título fue ¿Por qué hacemos Agile? Chris reflexionaba sobre las muchas personas que, en vez de tener un manifiesto agile, tienen un “moneyfesto agile” y no han comprendido el cambio. Pudimos aprender cómo las ideas viajan desde la “necesidad” hasta el “abismo” y de cómo una idea que tiene sentido y funciona (como puede ser Agile) se acaba tergiversando hasta perder toda su esencia.
La charla inaugural corrió a cargo de Xavier Albadalejo, responsable de la Transformación Digital en AXA Seguros. Xavier expuso el problema al que se enfrentaron para empezar la transformación: multinacional con muchísimas sedes ubicadas en diferentes países, mentalidad tradicional, jerarquización y prioridades no alineadas.
Crearon su propio roadmap, cuyo objetivo era conseguir la agilidad corporativa. Ese roadmap lo organizaron en cinco niveles. Actualmente se encuentran en el nivel 5, en el que están creando lo que denominan “centros de valor” (unidades independientes compuestas por equipos Agile que funcionan como microempresa autoorganizadas).
Después, en la ronda de preguntas, insistieron en que para conseguir una transformación completa hace falta un buen patrocinador del cambio e ir poco a poco con un roadmap que ayude a saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
¡Y llegó el turno de Fátima y Alejandro! Nuestros compañeros presentaron la charla ***“Oferta Responsable ¡Es posible”***. Expusieron cómo en Paradigma desarrollamos diferentes dinámicas Agile con el cliente para construir ofertas de manera responsable y que generen un ganar-ganar con nuestros clientes.
En este proceso solemos hacer diferentes dinámicas: inception, user story mapping, customer journey map, prototipos etc. Nuestros compañeros mostraron que el inception original lo hemos modificado para ser más efectivos.
Una de las dinámicas que destacaron fue la “Sí-No”, en la que se intenta delimitar qué incluye o que no incluye el futuro proyecto. Esta dinámica la hacemos con gran número de personas de cliente para que todas las áreas afectadas estén representadas.
Otra dinámica que es relevante en este proceso es el user story mapping. En esta dinámica tratamos de aterrizar las diferentes funcionalidades del proyecto y estructurarlo, para ello también contamos con el Product Owner del cliente. El objetivo final es tener un Product Backlog primigenio.
A partir de ahí, solemos dividir el proceso en varias líneas. Por un lado hacemos un análisis funcional de alto nivel de las funcionalidades que vamos conociendo. Por otro lado, realizamos diferentes ejercicios de frontal como prototipado, customer journey map, etc. para definir la parte de diseño.
Por último, nuestros compañeros contaban que solemos incorporar un arquitecto al proyecto que valore y dé una solución técnica para el proyecto.
Este tipo de dinámicas las adaptamos según las necesidades de nuestros clientes y nos ayudan a entender las necesidades del mismo. Además, nos sirve para enseñar a nuestros clientes cómo trabajamos y crear un vínculo de confianza. Una gran ventaja que expusieron nuestros compañeros es que este trabajo es muy valorado por nuestros clientes ya que, además de pagarnos por ello, les permite a ellos saber lo que van a recibir y aterrizar expectativas.
La sala estaba llena y hubo muchas preguntas por parte de los asistentes. ¡Estamos muy orgullosos de ellos!
Después fue el turno de Amelia Hernández con su charla ***“Hacer Agile o Ser Agile”***. Amelia nos habló el método Shu-Ha-Ri que han empezado a aplicar en su empresa para crear una cultura Agile.
El método Shu-Ha-Ri lo recomiendan muchos autores como mecanismo para aprender y adquirir conocimiento. En la etapa “Shu” es el momento de aprender las reglas, en esta fase el aprendizaje se adquiere por imitación. Amelia nos contó que su compañía crearon un equipo “piloto” que enseñara al resto como hacer Agile. Este equipo tenía un lema: “Ante la frustración, seguimos intentándolo”. Me pareció un acierto esa manera de pensar.
La segunda fase del método es “Ha”, en ella el objetivo es “romper la regla” a través de la asimilación de la fase “Shu”. En esta fase tenemos que empezar a probar cosas nuevas ya que el equipo ha madurado y ganado en creatividad. Amelia finalizó comentando que actualmente se encuentran en esta etapa y que ahora están expectantes sobre cuándo llegarán a la última fase “Ri”.
Asistimos también a la mesa redonda ***“Retros de la transformación digital en banca”***. Para ella contaron con representantes de los principales bancos de España, BBVA e ING.
Héctor Borreguero, de BBVA, comentó la transformación empezó en la alta dirección y que para resolver problemas interdepartamentales utilizaron la priorización como herramienta.
María José Úgena, de ING, explicó que en su banco entienden el agilismo como el mecanismo para conseguir la digitalización ya que el cliente actual es mucho más exigente. Una reflexión que nos dejó María José: “la tecnología y los métodos se pueden copiar, lo que no podemos copiar es el equipo”.
En la ronda de preguntas tuve la oportunidad de preguntarles por cómo compatibilizan la transformación con los bonos personales de los managers (algo a lo que nos hemos tenido que enfrentar con algunos clientes).
En el caso del BBVA están buscando mecanismos de compensación diferente para mantener el compromiso pero sin afectar a la transformación. Por otro lado, en ING recompensan en función de qué se entrega y de cómo se entrega, no solo vale entregar en fechas.
Tras el almuerzo decidimos asistir a un taller. Varios compañeros agilistas (Israel Alcazar, Diego Rojas) crearon un taller en el que nos enseñaron cómo incorporar juegos de mesa en nuestro día a día. Probamos dos juegos.
El primero fue Black Stories*, *que consistía en acertar historias de tipo *negro *en base a preguntas y en equipo. Aprendimos la importancia de tener objetivos compartidos y del pensamiento lateral aplicado a situaciones que no tienen solución aparente. ¡Ideal para comenzar un Sprint Planning!
El segundo juego que probamos fue Scape. El juego consiste en salir de un templo en menos de 10 minutos trabajando en equipo. Para nosotros fue muy buen símil con nuestro día a día, cuando la presión de la fecha se nos echa encima no actuamos de la manera más racional y colaboradora. Aprendimos que este juego es ideal para enseñar Agile a personas nuevas y para fomentar el trabajo en equipo.
Tras un descanso asistí a un par de charlas cortas. La primera trataba sobre el camino del aprendizaje de cada uno. Hablamos de patrones de aprendizaje, de marcarnos objetivos y de leer para mejorar. La lección con la que me quedé fue “cada uno es dueño de su propio aprendizaje”.
Ser ignorante no hay que verlo como un fracaso, sino como una oportunidad que tenemos para aprender. Ser consciente de nuestra propia ignorancia es el primer paso que debemos dar para mejorar. Finalmente nos enseñaron que “es mejor saber aprender algo, que aprender algo”.
Para finalizar el primer día asistimos a la charla de Oriol del Barrio titulada Make Agile fun again. Oriol nos enseñó la importancia de incorporar dinámicas diferentes en nuestro día a día para mejorar.
Por ejemplo, introducir algún juego de mesa o poner multas de 10 flexiones por cada minuto que una persona llegue tarde a un evento de Scrum. Vimos juegos como Story Cubes, que consiste en lanzar dados y componer la historia del Sprint con las figuras que aparezcan.
Para finalizar, Oriol nos habló de que siempre hay personas resistentes a incorporar juegos en el día a día. Para estas personas habrá que buscar otro tipo de dinámicas para evitar que no se integren en el grupo. Lo más curioso es que ellos tienen un perro en la oficina como elemento diferenciador.
El segundo día lo inauguramos con dos talleres muy interesantes.
El primer de ellos corrió a cargo de Diego Rojas bajo el título ***“Compartiendo y Explorando”***. El objetivo del taller era enseñarnos algunas técnicas de coaching a la par que reflexionar sobre el acompañamiento.
El ejercicio que realizamos era de exploración y acompañamiento, para lo cual, nos dispusimos en grupos de tres. La dinámica consistía en que uno haría de explorado, otro de explorador y otro de observador. El explorado respondía preguntas del explorador mientras el observador se limitaba a mirar sin poder hablar.
En la primera parte trabajamos lo que significaba el acompañamiento para cada uno de nosotros: ¿qué es el acompañamiento?, ¿cómo es el acompañamiento?, ¿por qué hace falta el acompañamiento? En rondas de 3 minutos íbamos respondiendo a las preguntas según el rol que nos fuera tocando. Aprendimos diferentes puntos de vista sobre lo que el acompañamiento significa para cada uno de nosotros.
La principal lección que nos llevamos fue que las personas tenemos las soluciones a nuestros problemas, solo debemos ordenar nuestra mente y para eso necesitamos el acompañamiento. A veces, hablar de problemas desde el punto de vista del qué, cómo y porqué, nos ayuda a ordenar el problema y a encontrar soluciones que están dentro de nosotros.
Antes del almuerzo participamos en otro taller llamado ***“La cena de los idiotas”***. El objetivo de esta dinámica era hacer un role play simulando un Sprint Planning. Para ello, nos organizamos en 4 grupos de 7 personas, y en cada grupo se repartieron roles que cada uno debía de representar.
En los roles se encontraban: el Product Owner, el Scrum Master, el especialista en calidad, un especialista front senior, un especialista front junior, un tech leader back y un especialista en UX. El ejercicio era bastante divertido, había parte del equipo que era pro-agile, parte que era contraría a esos cambios.
El Product Owner aparecía con cambios de última hora propuestos por la dirección (algo que ocurre en nuestro día a día y genera mucha tensión). El Junior siempre acataba lo que quería el Senior y el especialista en Calidad estaba muy nervioso por problemas personales que tenía.
Durante toda la dinámica el equipo se ponía a discutir sin ceder en nada. ¡Parecía una “cena de idiotas”! En nuestros trabajos a veces nos encontramos situaciones por el estilo y no llegamos a un consenso común. En algunos equipos, el Scrum Master había conseguido desviar el debate hacia las historias de usuario con el objetivo de focalizar el debate en el trabajo y no en temas personales.
Con esta dinámica aprendimos varias cosas. Por un lado, que las asperezas iniciales hay que tenerlas resueltas antes de comenzar, porque pueden dinamitar una reunión. Además, conseguir focalizar al grupo en objetivos comunes nos ayuda a ser más equipo y no a “discutir por discutir”.
A continuación asistimos a la conferencia de Elia Borreguero, que nos traía su experiencia en Ticketbis. Nos relató que ellos se organizan en equipos de máximo 8 personas al estilo Spotify. Han creado su propio roadmap de hacia dónde quieren ir y cada equipo tiene total autonomía a la hora de organizarse. Elia nos contaba que no tienen mandos de gestión, ni Scrum Masters ni Agile Coach. A la hora de trabajar no buscan ser estrictos, sólo tienen una norma “lo que decida el equipo”.
Tras Elia continuó Ángel Villa de ON4U, que nos mostró el camino que ha seguido su empresa. Ellos comenzaron con la filosofía “todo es de todos” y les funcionaba.
Cuando empezaron a crecer, llegaron los primeros problemas y decidieron contar con una experta en gestión que introdujo mecanismos de microgestión en la compañía. El equipo fue creciendo y surgieron más problemas aparte de la microgestión, que no eran capaces de resolver.
Para colmo, la responsable decidió irse llevándose todo el conocimiento. ¡Había que volver a empezar de cero! Decidieron organizar la compañía dividiéndola en 3 equipos: dos equipos Scrum y un equipo cross Kanban.
Crearon la figura del Product Owner cuya misión principal fue atender al cliente para definir prioridades. Reestructuraron las herramientas, por ejemplo, en Jira tenían casi 20 estados para las tareas y los dejaron en 6.
Además, crearon la regla “quien empieza una tarea, debe cerrarla”. De esta manera evitan que las tareas se queden sin terminar. Para mejorar las conexiones en la compañía, crearon dinámicas de 1 a 1 donde se juntan dos compañeros y se ponen retos que deben de cumplir.
Otra idea que nos pareció curiosa fue que, para fomentar el uso de idiomas, realizan la Daily Scrum en inglés. Para acabar nos comentó que están creciendo y afrontando los nuevos retos que se les presentan con ilusión y entre todos.
Y con todo esto concluyó para nosotros la CAS 2016. Una vez más, ha sido una grandísima experiencia. Durante los diferentes desayunos, almuerzos y cafés pudimos conocer personas del mundo del agilismo con las que compartir experiencias y contactos. El mundo Agile es muy vivo y aún quedan millones de cosas por descubrir, esto es quizás lo que más nos motiva a los agilistas.
¡Nos vemos el año que viene!
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